A ras de suelo

Parece que llega final de agosto y se acaba el verano. Pero ‘legalmente’ el verano acaba el 23 de septiembre… así que aún te queda 1 mes más.  ¿Quién te prohíbe irte de escapada un finde a la playa? ¿El socorrista?  ¿Quién te prohíbe pedir otro granizado? ¿El kioskero? ¿Quién te prohíbe seguir tomando el sol en la terraza? ¿Tu vecino? ¿Quién te prohíbe seguir disfrutando del verano? Tú mismo. En esta vida hay que ser feliz y si a ti lo que te hace feliz es vivir un continuo verano pues te pones el bañador hasta tomando las 12 uvas, ¿y qué? ¿va a venir la policía de la navidad a por ti? Pues no, muy probablemente te dirá algo tu cuñado, pero tú y yo sabemos que el hecho de que esa persona tenga la boca cerrada es algo muy poco común. Ahora, si eres de los que prefiere el invierno…te espero en enero, aquí en Zaragoza, para que me cuentes lo maravilloso que es el frío mientras el cierzo te sopla la nuca. A ver si me convences. Mientras tanto, yo estoy disfrutando del último mes de verano,

  ¿A quién no le gusta una cervecita fresquita a las 8 de la tarde en una terraza antes de que termine el verano?  Es probable que a ti no. O es probable que a ti sí. El gusto de los amantes de la cerveza puede que esté un poco atrofiado, pues si eres de los que consume este tipo de bebida seguro que al primer trago que diste soltaste un ‘gracias, pero no más’. Pero nadie sabe por qué lo volviste a probar. Y otro trago. Y otro más. Y así, poco a poco te convertiste en un amante de la cerveza. Digamos que ‘autoobligándote’ a dar tragos a una bebida amarga te acabó gustando y, a día de hoy, siempre te pides un botellín. Pues esos botellines ya son parte de tu vida social, quedas con tus amigos en una terraza y ¿qué pides? Una caña. Vas a ver un partido de fútbol a casa de tu cuñado y sacas de la nevera un tercio bien frío. Tomas algo con tus compañeros después del trabajo y siempre hay en la mesa una pinta. Algo que empezó no gustándote, se ha convertido en una forma de disfrutar con la